La pieza aborda el concepto del patrimonio como propiedad privada y lo confronta con la catalogación de la ciudad de Guanajuato como "Patrimonio de la Humanidad". El letrero fue abandonado a su suerte y el viento se encargó de escribir nuevas metáforas mientras desgarraba la tela y derribaba las letras. El cierre resultó ser muy simbólico, al aparecer un letrero de “Propiedad Privada”, unos días después, en el lugar en donde yacía el letrero. Fue comisionada por Ana Montiel para el Festival Yep de Proyecto Antipasto.